La eterna pregunta: ¿quiero que mis hijos crezcan como niños “Nómadas” o ” Sedentarios”?

¡Hola a todos!

Tomando vuestros comentarios como base, concluyo que como padres, uno de los principales miedos que tenemos es el hecho de criar a niños “sin raíces”.

El tema de las raíces, de la identidad es recurrente en nuestras vidas. Uno lo retoma con cada nueva etapa nuestra o de nuestros hijos. Es crucial para todos, para los padres es necesario  conocer para poder tomar decisiones sobre cómo quieren criar a sus hijos y para los propios hijos o niños de tres culturas (TCK) para poder llegar a sus conclusiones y encontrar el punto de equilibrio que irremediablemente nos falta.

Digo que nos falta, porque los nómadas, vivimos enfrentándonos constantemente a ese ojo crítico, a todas esas personas que nos miran con pena por no tener “raíces” y con desconfianza cuando les afirmas tranquilamente que si que las tienes aunque “un poco” esparcidas por el mundo.

Es duro tener que explicar siempre lo que eres. Al final, nos pasamos la vida teniendo que explicarnos, es agotador. Al llegar, nos explicamos porque nadie nos conoce. Cuando vamos al lugar de origen o hablamos con gente que no es de este “mundo nómada”, nos tenemos que explicar porque no entienden cómo podemos vivir “sin raíces” y … ¡siempre lo preguntan!

De tanto escuchar las dudas, de tanto ver muecas y caras de incredulidad y asombro, hasta los más fervientes pro “sin raíces” llegamos a flaquear de vez en cuando, y nos planteamos si es lo correcto.

Ayer en un avión un chico me contó que tenía tres hijos, uno de 5 años y dos bebes mellizos, su mujer aún estaba en España después del parto. Se empezaban a cuestionar si valía la pena someter a los niños a cambios, a vivir en otras culturas o si sería mejor darles una estabilidad en el mismo colegio con los mismos amigos y entorno hasta que formen su personalidad.

Mi respuesta fue clara. La personalidad se moldeará en un entorno u otro, depende de cómo tú como padre desees que crezcan esos niños.

Como padres hemos de plantearnos desde la máxima objetividad si los pros son más que los contras y a partir de eso elegir. Una vez elegido eso, tenemos opciones en ambos casos. Nada es tan grave. Hay personas felices viviendo de las dos maneras. Por suerte en la vida, casi siempre se puede redirigir el rumbo, pero por favor, ¡no os paséis! No perdáis de vista que estas “mini personas”, aunque no sepan expresarlo, sufren y sienten los cambios también.

Lo queramos o no, todo en la vida tiene consecuencias. También, como todo, de nosotros depende el convertirlas en ventajas o desventajas.

No creo que la base de la personalidad venga tan marcada por el estilo de vida  “nómada” o “sedentario” en sí. Está claro que tiene un impacto, pero no es el único factor que forma un carácter. Como padres podemos ayudar a los niños a que esto no les conforme el carácter y habrá puntos en los que seguro no podamos influir porque cada individuo es diferente.

El sistema familiar es la base. En casa pautamos los valores y puntos importantes, nosotros somos responsables de darles la educación. La explicación que les demos y cómo les enseñemos a afrontar su realidad es lo que hará de ellos una cosa u otra.  Desde hace quince años he visto muchas familias con hijos ya independientes y no hay un patrón fijo. Hay hermanos que se han instalado todos juntos en el país de origen sin intención de moverse más, (supongo que quizás tienen razón.. ya han visto todo el mundo…) Otros hermanos están esparcidos por el globo, unos lejos de sus familias pero sedentarios en esos lugares  y otros siguen los pasos de los padres y eligen profesiones que les permitan seguir viajando como modo de vida.

Yo dividiría a los nómadas en tres grandes grupos.

Los nómadas “vocacionales y voluntarios”. Todos esos diplomáticos y otros muchos profesionales que eligen un oficio que les llevará seguro y sin remedio a vivir fuera casi toda su vida.

Los nómadas “en tránsito”. Ese grupo de personas que puede permitirse elegir, pensar si quiere cambiar su vida o no para salir al extranjero de modo cómodo y con la seguridad de un buen trabajo, normalmente ascensos o posibilidad de promoción y paquetes económicos atractivos.

Los nómadas “forzosos”. Todos los que se conocen como “emigrantes”, obligados por las circunstancias o desesperación ante no encontrar la vida deseada o necesitada en el país de origen. Éstos son dos tipos.

– Los que salen con un trabajo cómodamente arropados y seguros por una empresa o institución.

– Los que salen con un trabajo porque están en una etapa en la que les “apetece Los que salen como pueden, cuando pueden, donde pueden y con lo que pueden y “si pueden” y tienen suerte lograrán “lo que sea”.

Si eres del grupo vocacional, lo tienes tan claro, que normalmente la elección, ni se da. Tu trabajo te lleva fuera y los niños están “programados” de algún modo para ver eso natural. No se les da opción.

Si eres del grupo de los “forzosos”, es como cuando te llamaban al encerado y no te sabías bien la lección… no hay mucha opción e irremediablemente tienes que enfrentarte a las consecuencias. Aquí, si tienen suerte los niños salen del país con sus padres y si no… pues ya sabemos todos los dramas que hay a diario.

Si eres del grupo de los nómadas “en tránsito”… ¡enhorabuena!

A pesar de que seguramente estás viendo como un problema y angustiándote por tener que tomar la decisión sobre irte o quedarte y sus repercusiones… ¡relájate! De los tres tipos de nómadas, no eres el que peor está.

Tu ansiedad es normal. Cuando las circunstancias no nos obligan, es difícil tomar decisiones que implican mucha responsabilidad y tenemos miedo a equivocarnos.

Para ayudarte a quitar tanto drama a la decisión, puedes hacer la típica lista de ventajas y desventajas de la vida nómada.

Y me dirás, ¿Y para decirme eso era necesario escribir en un post?

Pues no, la lista que te propongo es un poco diferente.

Al lado de cada ventaja o desventaja escribe las estrategias que puedes aplicar para dar lo que crees que le faltaría a tu hijo en el otro mundo.

Me explico.

Si eliges quedarte en un lugar estable renunciando a la vida nómada, puedes hacer una lista de cosas que estarán en tu mano para hacer que tu hijo disfrute de una vida más cercana a la nómada: apuntarlo a un colegio de otra cultura (si te lo puedes permitir), unirte a comunidades de gente de diversos países donde vives, en verano salir al extranjero, hacer intercambios de estudiantes, de conversación, coger una aupair, o simplemente ver la tele de otro país en otro idioma…

Si eliges la vida nómada, puedes pensar en cosas que tienen los niños de tu lugar de origen.

Al elegir esto, si queremos paliar las carencias de la vida expat, se nos complica un poco a los padres. Sobre todo si hace muchos años que hemos salido del país o si hay dos culturas o más en la casa. Para ayudar a nuestros hijos a amortiguar la diferencia con los niños de su generación, hemos de prestar atención a varios puntos.

Hemos de transmitirles todos los conocimientos de la sociedad de origen. No hablo sólo de los nombres de los reyes y ríos, hablo de algo tan importante y aparentemente trivial como son la canción del verano, los hasta dichos y los clichés dentro de nuestro país esa cultura que arrastramos de padres a hijos. En definitiva, todas esas cosas que “un buen español” tiene que saber e integrar y de lo que tiene que poder reírse con gusto cuando se haga una alusión. Muchas de esas cosas forman parte de tu cultura, de tu infancia, de tus recuerdos y lo que tú asociar a tu país.

Por desgracia, la cosa se complica y hemos de hacer más esfuerzo en averiguar que es lo que pasa hoy en nuestro país. Es un reto. La palabra “hoy” es importante.

Estando fuera no siempre es fácil estar al día, te conviertes en expatriado en tu propio país. Tu país cambia, tu te desconectas y la sociedad actual no es la sociedad en que te criaste. Si tus hijos vuelven en el futuro, ya sea porque decides más adelante otro cambio de vida, porque vayan la universidad o se instalan allí, necesitarán integrarse con todos los otros niños que han vivido en esa sociedad siempre.

Están acostumbrados a ser nuevos fuera, pero creo que debemos facilitarles que no lo sean en su país de origen. En esto, cada persona es un mundo. Dependiendo del lugar y la cultura muchas cosas variarán,

Intenta que se integren e interactúen con niños del país de origen. Apúntalos a alguna clase de deporte o a alguna actividad veraniega que sea común entre los niños de tu país. Ahí recibirán muchas “clases” sobre la cultura, el modo de actuar, el idioma, las canciones, dichos y también lo que “no hay que decir o hacer”. Esto último es tan importante como conocer lo que si que se ha de decir y hacer.

En realidad, esto no es más que una decisión añadida a todas esas que hemos de hacer al ser padres: ¿lo bautizo o lo dejo para después y que elija cuando sea grande?, ¡colegio público o privado?, ¿inglés o francés?, Niñas rosa, niños azul o ¿todos naranja y verde?… ¿Los crío en el extranjero o en casa?

Todo esto, solo lo sabe cada familia, cada circunstancia y grupo de personas es único.  Así que, tómalo con calma y sobre todo, decide rápido, postergar no sirve de nada, disfruta de lo que decidas y en los momentos de flaqueza, siempre te puedes decir el clásico: ¡nada es perfecto! o elegir otra cosa diciendo: ¡es hora de cambiar el rumbo!

¡Suerte y que no nos tiemblen las raíces!

¡Espero vuestros comentarios!

Mónica, EXPAT-ñola

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